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domingo, septiembre 13, 2015

Desayunando en el porche




Es todo un ritual. Preparar el cafecito. Mientras se hace el café, preparo los zumos y doy margarina a las tostadas hechas con el pan que queda del día anterior. Una vez que ha salido todo el café, apago la cafetera y salgo a la plancha, junto a la barbacoa, para tostar el pan. Cuatro nueces y un poco de fruta completan el suculento desayuno. A veces, subo unos croissants de la panadería del pueblo, recién hechos. para completar este lujo de desayuno la impresionante vista que tenemos delante de nosotros. CARPE DIEM. Siempre que se pueda, hay que disfrutar del momento.

Paseando junto al Miño







Todos los años, desde que vamos a Cortegada, hacemos un paseo junto al miño. Se inicia en el antiguo balneario y es un recorrido precioso. El único inconveniente suele estar , en que, a veces, la maleza se ha apoderado del camino y transitarlo se vuelve muy incómodo. Todos los años hago las mismas fotos, y me lo dicen, pero no me importa. seguramente cambiemos más nosotros que el paisaje. desde luego los reflejos sobre el Miño son impresionantes.

EL AGUA DE SEIXOMIL



No había hablado de Seixomil desde el año pasado. Hoy vuelvo a esa aldea gallega con una historia que parece un milagro. Yako, nuestra mascota, llevaba un año bastante malito. Toma Cardialis para el corazón y Seguril para eliminar líquidos. El caso es que estaba muy hinchado y casi no caminaba. Nosotros teníamos mucha ilusión de que llegara a vacaciones de verano para que pudiera disfrutar de Seixomil. Y llegó. En Seixomil, como en casa, se le ponía su cuenco de agua, del grifo,  para que bebiera cuando tuviera sed. Pero Yako, sin saber por qué, empezó a beber del agua que cae por la roca que preside el estanque de los peces. Atravesaba el puente, nos miraba y se dedicaba, durante un largo rato, a beber del agua que desciende de la roca al estanque de los peces. Jon le preguntó a Sesé, si ese agua era potable, y Sesé le respondió: los peces viven en ella y están perfectamente. Pues algo debe de tener ese agua, porque Yako se ha deshinchado, ha recuperado el pelo, de nuevo tiene el hocico negro y camina mucho más. Igual, todo esto es fruto de mi imaginación, pero "cuando el río suena..." agua lleva y del agua de Seixomil estamos hablando. El año que viene, si vamos, le acompañaré a Yako en sus viajes al estanque y beberemos juntos.